lunes, 15 de febrero de 2016

Crianza y vivienda: Cómo nuestra vivienda puede condicionar nuestros hábitos

Este pretende ser el primero de una serie de artículos dedicados a aclarar como la forma de nuestras viviendas puede influir en nuestros hábitos, en general, y en lo que a la crianza se refiere, en particular. Veremos como ciertos convencionalismos, o hábitos, están fuertemente ligados a la distribución de espacios en nuestra vivienda. Del mismo modo, veremos como es posible desligarse de estos convencionalismos y empezar a utilizar la vivienda, que al fin y al cabo es la que tenemos (no vamos a buscarnos otra), de una forma más natural.

Familia de acróbatas con mono de Picasso
La familia del arlequín de Picasso
Como introducción, veamos cual es el estado de la cuestión:

Hace un siglo empezaron a construirse lo que se llamaron viviendas mínimas (tal cual); que vienen siendo, más o menos, las casas que hoy ocupamos los que vivimos en zonas urbanas, bien sea en bloque de varias viviendas o, bien, en viviendas individuales.

Da la casualidad que hace un siglo, por ejemplo, empezó a ser muuuuuy importante que los niños pequeños durmieran en su propia habitación, pero esto lo dejo para la próxima.

En sitios ocurrió antes y deprisa, en sitios ocurrió después y despacio, pero, en definitiva, a lo largo de las primeras décadas del siglo XX (según los conflictos bélicos lo permitieran), las ciudades de medio mundo empezaron a experimentar un aumento de población sin precedentes, y prácticamente inasumible, debido a las migraciones de futuros obreros del campo a la ciudad.

De este modo, desde la arquitectura, hubo que ponerse manos a la obra y pasaron muchísimas cosas que impulsaron nuevas maneras de habitar. Sobre todo se empezó a experimentar con la vivienda, como unidad que conformaba la ciudad, y que, como el resto de los objetos que se fabricaban en las fábricas de turno, empezó a ser fabricada en serie y normalizada.

Esta tipología de vivienda mínima, normalizada y fabricada en serie para almacenar a la clase obrera sobrevivió a los conflictos bélicos y a las distintas facciones políticas que pudieran aparecer en cada momento y llegó a convertirse en las viviendas que hoy ocupamos (con ciertas salvedades) y que no dejan de ser un artefacto con manual de instrucciones.

Y lo del manual de instrucciones es cierto, en próximos artículos os pasaré algunos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario