jueves, 26 de mayo de 2016

Como yo también tengo madre (y poco dinero), este fue mi regalo para ella:

Cuéntame otra vez el cuento 
de las manos gigantescas
que mecieron bien mis sueños 
espantando cocos viejos.

Dime otra vez la historia 
de la mirada continua
que ha recorrido mi vida
como aya y como guía.

Háblame, por favor, madre
de los besos en la frente 
consolando mis caídas
desde niña y para siempre.

Madre e hija, de Van Gogh

Dímelo como cantando,
como si fuera mi nana
para que así mis fantasmas 
no vuelvan cuando se vayan

Y si hay surcos en las manos,
en los ojos y en la frente
cantaré tu dulce nana
para hacerme más valiente.