sábado, 9 de enero de 2016

Miedos Nocturnos

Hace poco, esa persona bajita que vive con nosotros en casa, lloraba desconsolada en mitad de la noche, soñando, supongo, con algo que le debía dar mucho miedo.

No había nada que la consolara. Me tumbé a su lado, pero no sirvió de nada. Le ofrecí mi pecho, pero no sirvió de nada. La abracé, pero so sirvió de nada. Le dije palabras de apoyo y cariño, pero no sirvió de nada.

Solo al cargarla en mis brazos se calmó. Y, al tumbarla, de nuevo lloró desconsoladamente, así en sucesivas ocasiones, hasta que consiguió que su somnolienta madre diera con la solución...

- Si solo se calma cuando la cargo en mis brazos - me dije - Lo que necesita es estar segura de que su mamá no la soltará. - Pensé - No le vale mi simple presencia, ni mi tacto, ¡ni mi pecho!... Solo le vale que la cargue. Lógicamente, ella sabe que si la cargo, no dejará de existir contacto entre nosotras, ya que de lo contrario ¡Se caería al suelo!; algo que, por otro lado, aunque ella no fuera consciente de ello, podría ocurrir. Una madre trabajadora que practica una crianza comprensiva y respetuosa sin miramientos, puede perder el control sobre su propio cuerpo a no se que hora de la noche, ¡por mucho que el resultado de tal inconsciencia fuera soltar a su hija y que cayera al suelo!

Algo tenía que hacer, no me quedaba mucho tiempo, aguantar más rato en esa posición pondría en peligro la integridad de la pobre indefensa. Piensa, piensa...

Sleepy Baby de Mary Cassatt

Así que, apelando a la confianza incondicional que la peque tiene en sus padres, le comenté que mamá necesitaba descansar, de lo contrario... (bueno, no le iba a decir que se me caería al suelo), que mamá se tumbaría en la cama con ella encima, todo mientras me tumbaba de cubito supino, sin soltarla, y haciendo una coreografía perfecta en la que el cuerpo de la peque y el mío, de forma delicada, alcanzaran una postura relativamente cómoda, Y así, ella durmió, y mamá también, por supuesto en esa postura por horas, disfrutando del placer de sentir a mi niña tranquila y segura sobre mi pecho.

Moraleja: Respetando los miedos del pequeño, el pequeño perderá el miedo.

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